Bruselas es una ciudad gris. Las nubes se amontonan en el horizonte cubriendo el cielo de un tono negruzco que a veces, anuncia tormenta. Otras, solo una ligera lluvia molesta que a pesar de todo te cala hasta los huesos. Aquí uno aprende rápido que si parara la vida cada vez que llueve, no habría vida que parar. Aquí o se baila bajo la lluvia o se aprende a tolerarla.
Sobreviviendo
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